¿Podemos hablar de manera «natural» siendo Orador?

En las formaciones que imparto los participantes tienen una creencia muy común, que es: “Tenemos que ser ‘naturales’ comunicando. Siendo naturales convencemos mejor”.

Cuando analizamos la situación de una persona que hace una presentación en reuniones o eventos, ¿es una situación elegida por el ponente? o ¿impuesta por su Rol en la empresa?

¿Hablamos del mismo modo a un familiar, un director, un cliente o un equipo? La respuesta es no. Porque de manera inconsciente nos adaptamos a la situación, a nuestros interlocutores, y al nivel de relación que tenemos con cada uno de ellos.

En la empresa cada vez que hablamos en Público, defendemos nuestro cargo, nuestra credibilidad, visibilidad y la imagen de la empresa. Sentimos nerviosismo porque somos conscientes de este reto.

La noción de naturalidad es errónea, porque hablar delante de varias personas es antinatural, y requiere potenciar todos los recursos de comunicación.

Si debemos transmitir a nuestro equipo una decisión de la empresa y que no nos convence, tendremos que transmitirla con fuerza de convicción. Escucharnos hablar de manera natural nos da seguridad por el miedo al ridículo que tenemos y es la perfecta excusa para evitar salir de nuestra zona de confort.

En comunicación la noción de territorio es fundamental porque en general hablamos con personas fuera de nuestro alcance.

Tenemos que potenciar los recursos del lenguaje corporal y verbal para que el público pueda mantener su concentración.

Debemos aceptar el subir la voz, marcar más pausas, hacer gestos abiertos, tener más expresividad en la cara y escucharnos hablar de manera distinta sin pensar que estamos sobreactuando demasiado. Lo hacemos para llegar a cada persona del público y mantener el interés de los interlocutores.

En reuniones o en eventos si potenciamos el lenguaje corporal y verbal transmitiremos más credibilidad y firmeza dejando huellas…